Las ranas piden un rey
Las ranas pidiendo un rey
Cansadas de su libertad, las ranas de un lago piden un rey a Júpiter. Él les concede su deseo, enviándoles un tronco inofensivo, pero las ranas lo rechazan por inútil. Sin saber lo que les espera, exigen un nuevo monarca y Júpiter les envía un rey que las devora, enseñándoles una lección cruel sobre el valor de la libertad."Las ranas pidiendo un rey" fabula
Hace mucho tiempo, las ranas vivían en completa libertad en un gran lago. Eran libres de hacer lo que quisieran: croar, saltar, jugar y nadar. Pero a pesar de su libertad, no estaban contentas. Se quejaban constantemente de que no tenían un gobierno, un líder que las gobernara.
Cansadas de su supuesta "anarquía", enviaron una delegación a Júpiter, el rey de los dioses, para pedirle un rey. Júpiter, al ver su insistencia, se rio de su tontería y decidió concederles su deseo. Arrojó un tronco de madera al centro del lago, con un estruendo que hizo que las ranas se escondieran asustadas en el lodo.
Después de un tiempo, al no ver ningún movimiento, una de las ranas más curiosas se atrevió a sacar la cabeza. Al ver el tronco inmóvil flotando en el agua, se dieron cuenta de que su nuevo rey no hacía nada. Una por una, las ranas salieron de sus escondites y, llenas de indignación, se burlaron de su rey inútil. Saltaron sobre él y lo usaron como un simple muelle para tomar el sol.
De nuevo, se quejaron a Júpiter, pidiéndole un rey de verdad, uno que las gobernara con mano firme. Júpiter, disgustado por su insolencia, les envió una cigüeña. La cigüeña, al llegar al lago, comenzó a comerse a las ranas, una tras otra, con su largo pico. Las ranas, aterradas, intentaron escapar, pero no había refugio. Su nuevo rey era un tirano, y la población de ranas disminuía rápidamente.
Llenas de pánico, enviaron una última súplica a Júpiter, rogándole que les quitara a la cigüeña. Pero Júpiter les respondió: "Ustedes pidieron un rey. Primero, se burlaron de uno que era bueno y pacífico. Ahora tienen uno que las devora. Deben soportar las consecuencias de sus propias peticiones."
Moraleja:
Es mejor un gobierno benigno e inactivo que uno opresivo y perjudicial. La fábula nos enseña que a veces, al desear un cambio a toda costa, podemos terminar en una situación mucho peor que la original. Es mejor valorar la libertad y la tranquilidad que tener un poder que, aunque sea fuerte, puede volverse tiránico.
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