El leon y el raton , fabula
EL LEON Y EL RATON
Había una vez en la selva un león, el rey de todos los animales, que se había quedado dormido bajo la sombra de un árbol. Mientras roncaba profundamente, un pequeño ratón que pasaba por allí, lo vio y decidió que sería divertido trepar por la cola del león y deslizarse por su lomo.
De repente, el león despertó furioso por el atrevimiento del ratoncillo. Con un rugido que hizo temblar las hojas de los árboles, agarró al pequeño animal con su enorme pata. El ratón, aterrorizado, le suplicó al león:
"Por favor, señor león, no me mates. Sé que he cometido un error, pero si me dejas ir, algún día te devolveré el favor".
El león se echó a reír a carcajadas. ¿Cómo iba un animal tan insignificante como un ratón a ayudar al majestuoso rey de la selva? Conmovido por la audacia del ratón, y creyendo que su promesa era una tontería, decidió soltarlo y lo dejó ir sin más.
Poco tiempo después, el león cayó en una trampa que habían tendido unos cazadores. Estaba atrapado en una red gruesa y, a pesar de sus rugidos y de su fuerza, no lograba liberarse. El sonido de su desesperación se extendió por toda la selva.
El ratón, que andaba cerca, reconoció el rugido y se acercó a ver qué pasaba. Al ver al león atrapado, el ratoncillo se puso a roer la red con sus afilados dientes. Paciente y con mucho esfuerzo, el ratón logró cortar las cuerdas más gruesas y así el león pudo escapar.
El león, agradecido, miró al pequeño ratón y le dijo: "Me equivoqué al pensar que eras demasiado insignificante para ayudarme. Ahora sé que, aunque seas pequeño, tu ayuda fue valiosa y me salvaste la vida".
Moraleja de la fábula
No subestimes a nadie por su tamaño o apariencia. Incluso la persona más pequeña o aparentemente menos importante puede llegar a ser de gran ayuda en un momento de necesidad.
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